Del 1ro al 7 de abril de 1923, en el teatro Nacional (hoy, Gran Teatro de La Habana) se llevó a cabo el Primer Congreso Nacional de Mujeres, al que asistieron treinta y una organizaciones. Se cumple noventa y ocho aniversarios de la inauguración, en el actual Gran Teatro de la Habana, del Primer Congreso Nacional de Mujeres de Cuba. Las páginas de Feminismo en Cuba le rinden tributo a todas las mujeres y hombres que hicieron posible este sueño, con un temario dividido en 36 polémicos puntos debatidos por las mujeres en acalorados encuentros.
En el acto inaugural, celebrado el domingo 1 de abril, a las nueve de la noche, en el Teatro Nacional, y ante una concurrencia que lo abarrotó, Pilar Morlón pronunció un discurso donde ella misma se sorprendía de que el Congreso fuera ideado y autofinanciado por las propias mujeres. Una revolución, sí, efectivamente es revolución pacífica o evolución, no importa el nombre, pero algo nuevo, algo desconocido entre nosotros, donde hasta hoy la mujer tuvo sus actividades limitadas a un papel humildemente pasivo, algo cambiado inexorablemente en la marcha habitual de nuestras cosas (…) Es ésta nuestra Revolución.
Las palabras de Morlón no estuvieron lejos de lo que pasó, se habló de temas ecológicos, nacionalistas, sociales, políticos, económicos y de legislación obrera. Las ponencias oficiales al evento fueron distribuidas en seis grupos, el voto para las mujeres aparecía en el primero, siendo debatido en la noche del 6 de abril. La primera de las ponencias, titulada “Sufragio Femenino”, fue expuesta por Pilar Jorge de Tella en un emocionado discurso donde subió tanto su voz que se oía en la calle. En ella puntualizó que:”…nadie ignora que el sufragio es la garantía reafirmadora de la personalidad del individuo”. La unión entre voto e individuo era una de las formas más defendidas para explicar que mientras esto no sucediera las mujeres en el país, estas no participarían plenamente en la conformación de una esfera pública cosmopolita que las incluyera como ciudadanas políticas.
El Primer Congreso Femenino llamó la atención de la prensa en general y permitió que un importante grupo de mujeres empezara a realizar un nuevo tipo de periodismo alejado de los “recetarios de cocina y atenciones domésticas”; y ayudando a la formación de una esfera pública en la que opinaban y cambiaban el estereotipo banal que se les otorgaba.
*Este texto forma parte del libro En busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba (La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 2003)