La zafra de 1961 tiene para los cubanos una significación especial: es la primera que realiza el país tras el proceso de nacionalizaciones de 1960, en el que todos los centrales han pasado a manos del pueblo.
Las utilidades de esta cosecha no engrosarán las arcas de las multinacionales ni los bolsillos de la sacarocracia criolla, sino que serán invertidas en obras sociales y económicas en beneficio de la nación cubana.
Pero las amenazas de agresión mantienen a muchos obreros del sector azucarero movilizados como milicianos y por ello falta personal.
Ante esta situación, la Revolución hace, mediante la prensa, un llamado al pueblo el 29 de enero de 1961 para que se formen brigadas de trabajadores voluntarios que laboren en el corte de caña y otros renglones de la industria azucarera. En menos de una semana 67 mil compatriotas se incorporan a estas tareas. La cifra crece mientras transcurren los días, hasta el fin de la molienda.
Y como convocaba el llamado del 29 de enero, en esa Primera Zafra del Pueblo ni una caña queda sin cortar.